El inspector de policía Javier Morales, se enfrentaba al caso más difícil de su carrera. Un asesino en serie había matado a cuatro personas, dejando siempre una carta de póquer. La última víctima era un joven, hallado en su apartamento, con una herida de bala en la cabeza y una carta del rey de corazones sobre su cadáver.
Morales, examinó la escena del crimen, buscando alguna pista que le ayudara a identificar al culpable. No había signos de forcejeo ni de robo. La puerta estaba cerrada con llave por dentro. La única ventana daba a un patio interior, sin acceso desde la calle.
Morales se preguntaba, ¿Cómo podía haber entrado el asesino? ¿Y más aún, cómo había salido?.